Estar en el taller de su papá, José Brenes, es su pasatiempo favorito, porque le encantan los carros y aprender a repararlos. Es oriundo de San Rafael de Heredia y uno de los laterales de la Selección Nacional Sub 17. Hablamos de Justin Brenes Mena.
Un joven muy callado y tímido, sin él decirlo pero mostrándolo con sus respuestas breves y en muchos momentos nervioso al hablar.
No admira a nadie en específico, todas las personas que intentan hacer el bien y cosas positivas en el ámbito que se desarrollan, son dignas de admirar y querer seguir.
Se encuentra finalizando el noveno año del colegio, le encantan las pastas, en especial la lasagna en salsa blanca.
Justin tiene 17 años, juega para el Deportivo Saprissa y es uno de los últimos jugadores que se unieron al equipo patrio, lo que le implica doble esfuerzo, algo que para él ha sido el mejor reto y lo hace sentirse más que orgullo y capaz.
¿Quién es Justin Brenes?
Soy un joven que le gusta luchar por lo que quiere, que tiene muchas metas y que se esfuerza siempre hasta lograr lo que desea.
¿Qué le gusta hacer?
Escuchar música, mis géneros preferidos son el dancehall y el reggae. Pero de todo lo que más me gusta hacer en el poco tiempo libre que tengo, es ir al taller de mi papá y ver como repara los carros, es una gran pasión para mí los motores.
Siempre espero llegar a la casa para dejar las cosas del entreno, almorzar si llego temprano e irme para donde mi papá.
Soy rápido, un jugador que le gusta luchar en todo el partido.
¿Cómo inició en el fútbol?
Exactamente no lo recuerdo pero si desde muy pequeño. Mi abuelito tenía un equipo y me llevaba a verlos jugar. Fue mi promotor para que me dedicara y tomara en serio jugar profesionalmente este deporte. A los 7 años más o menos inicié en Saprissa y desde entonces me he mantenido en este club.
¿Qué pasó por su mente cuando la Sele obtuvo el boleto mundial?
Primero mucha felicidad y ganas de poder ser parte de este equipo, eso me dio mucha fuerza para luchar e intentar gustarle al cuerpo técnico y que me dieran una oportunidad. Soy uno de los últimos que ingresa al grupo, me he esforzado mucho pero vale la pena porque estar en la Sele es lo mejor que un jugador puede vivir.
¿Cómo viviste la convocatoria a la Tricolor?
Primero uno no se lo cree, luego una emoción muy grande saber que me convertía en un seleccionado nacional y después uno empieza a vivir todo al máximo para poder estar en la lista. Tuve que adaptarme, dejar muchas cosas que hacía, la vagancia (risas) pero todo lo vale por intentar estar en el mundial.